Huerta urbana: en busca de la auto sustentabilidad

style="float: right; margin-bottom: 10px; font-weight: 600;"Fri 17th Oct, 2014

La principal idea al iniciar una huerta es, con el tiempo, ir logrando la auto sustentabilidad de la misma abasteciéndonos cada vez más. Aprender a reproducir e intercambiar variedades con vecinos, conservar semillas para la siguiente temporada e ir limpiando su genética, reciclar la basura orgánica para abonar la tierra, preservar plantas con flor para atraer polinizadores e insectos depredadores, elaborar nuestros propios insecticidas con plantas purgantes, son algunos de los tips que poco a poco iremos incorporando.


Es importante saber con cuántas horas de luz solar directas cuenta nuestro espacio -sea un balcón, jardín o incluso una ventana con buena orientación-. Depende de ello, y la estación del año en que nos encontremos, las diversas plantas que podremos cultivar.


Ciertas aromáticas y medicinales (como perejil, albahaca, estragón, menta, caléndula) pueden resultar atractivas y productivas en poco espacio con pocas horas de sol e incluso a media sombra. La mayoría de las hortalizas de hojas (lechuga, espinaca, acelga, berro, rúcula) y ciertos bulbos y tubérculos (ajo, cebolla, remolacha, rábano, nabo) también pueden ser fácilmente cultivados a media sombra.

 

Sin embargo si contamos con unas 6 horas mínimas de exposición solar, lo único que podrá limitarnos es el espacio. Mientras más sol reciba la planta más productiva y aromática resultará (de hecho algunas no logran ni fructificar por su falta). Podremos sumar más aromáticas y medicinales (lavanda, romero, tomillo, orégano, salvia, cedrón, burrito), leguminosas y hortalizas de frutos (frutilla, tomate, ají picante, ají morrón, berenjena, zapallitos, porotos, arvejas, habas), entre otra cantidad de especies.
Ya teniendo en cuenta el espacio/luz con el que contamos ahora nos toca elegir qué sembrar, para esto podemos tomar un calendario de siembra.

 

 

 

 

 

 

Siembra Directa e Indirecta

Para germinar las semillas tendremos que tener en cuenta dos tipos de métodos: siembra Directa e Indirecta.
La directa consta en colocar las semillas directamente en el sitio donde cumplirán su ciclo, previamente tendremos que preparar el terreno desmalezando y abonando la tierra. Hay que ser cauteloso de respetar profundidades y distancias entre semillas para que no se entorpezcan al crecer.


La indirecta suele usarse con semillas más pequeñas que necesitan un clima más delicado para lograr germinar. Se siembra en semillero o almácigo con una mezcla de tierra liviana y una vez que los brotes comienzan a salir se determinan los más resistentes para ser trasplantados a su sitio definitivo con una mezcla de tierra adecuada.


Algunas semillas las podemos separar de los mismos frutos que consumimos (morrón, tomate, zapallo) pero para las verduras que dejan las semillas en su intención de florecer (lechuga, zanahoria, perejil, albahaca) ciertos viveros y mercados reparten buenas semillas orgánicas. Otra opción es conseguir plantines ya crecidos que podremos aprender a reproducir fácilmente a través de esquejes.


Es importante la presencia de plantas con flor para atraer polinizadores y depredadores que se alimenten de las plagas. Mientras más coloridas y aromáticas sean las flores más eficiente y agradable resultará la huerta.
Si sembramos en macetas tendremos que abonar cada tanto. El agua de lluvia y la mezcla inicial contribuyen a la alimentación de la planta, pero, aún más en plantas de flor y fruto, se necesitara un extra para una buena producción. Aprovechar los desechos orgánicos para compostar y producir abono casero es siempre la mejor opción, no solo eficiente sino orgánico y sustentable.


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