Tercer Ojo: GeopatÃas, las heridas de la Tierra
Las alteraciones del terreno donde se construyen las viviendas afectan a los habitantes, plantas y animales que se encuentren en su vertical
El electromagnetismo natural se produce por la fricción entre el núcleo y el magma terrestre. Por las grietas del terreno se emite esa energÃa. En estas fisuras de la Tierra -y fallas geológicas- se escapan gases radiactivos como el radón, difÃcilmente detectable ya que es incoloro, inodoro e insÃpido, esta influencia puede proyectarse hasta una altura de 2.000 mts. eso quiere decir que la lejanÃa de un piso alto, no nos garantiza escapar al efecto de esta baja vibración energética, pero que provoca serias patologÃas por su radiactividad al ser inhalado a través de la respiración.
Este tipo de gas se podrÃa medir con un contador Geiger, y las fallas geológicas, corrientes de agua subterránea, etc. provocarán unas variaciones en el campo electromagnético, que podrÃan medirse con precisión a través de un geomagnetómetro. Como son instrumentos de medición no accesibles para la mayorÃa de las personas, ni tampoco lo es un estudio geobiológico de la casa, lugar de trabajo o estudio, ni a través de la Radiestesia, es más fácil conseguir un estudio barato del hábitat, será suficiente aplicar algunos cambios en el hogar, para obtener sustanciales beneficios en la calidad de vida.
LÃneas y red Hartmann
Alrededor del año 1950 Ernst Hartmann, a través de 150.000 mediciones sobre cómo incidÃa el campo eléctrico en los seres humanos, descubrió que toda la Tierra -excepto los polos- estaba afectada por la influencia de radiaciones. Esta red invisible, forma unas cuadrÃculas de 2,50 ( en sentido N/S y de 2 mts. en sentido E/O, cuyas lÃneas no son rectilÃneas -se adaptan a los accidentes orográficos del terreno-.
Los cruces de estas lÃneas -que tienen una superficie de unos 21 cm.- constituyen los puntos donde esta radiación expulsa su fuerza negativa. Pero esta medida es variable, por ejemplo si esta red pasa por encima de aguas subterráneas, aumenta su grosor. Y si se producen eclipses, su grosor puede llegar a 80 cm. y a 120 cm. en caso de un terremoto, es asà como pueden detectarse con unas 12 horas de antelación, y probablemente como los animales perciben este peligro y se alejan del lugar del seismo, si se encuentran en libertad.
Existen otras redes cosmo-telúricas, que también pueden afectar a los seres humanos, que podrán verse en profundidad en próximos artÃculos. Y otros aspectos recientemente estudiados como la meteorologÃa, que pueden afectar de manera positiva o negativa dependiendo de su fuerza, situación o vibración energética del lugar.
¿Mi casa está sana?
Sin embargo, hay pequeños trucos que se pueden usar para saber si la casa donde se vive, está enferma o por lo menos dispone de zonas patógenas, o de baja vibración, corrientes de agua subterránea o cruces Hartmann, donde no es conveniente permanecer durante muchas horas, bien sea el lugar donde se duerme, come, estudia o trabaja.
Para hacer este simple estudio o prospección se comprarán 3 plantas de bajo coste, en el mismo lugar y el mismo dÃa, se colocarán en 3 partes diferentes del salón o habitación donde se quiere reubicar el mobiliario: sofá, mesa, escritorio, etc. dándoles a estas plantas los mismos cuidados, cantidad de luz y riegos; asà en pocos dÃas puede saberse, donde la planta presente mejor aspecto o viveza, cuál es el lugar más apropiado para colocar los muebles, y el sitio a evitar en el caso que una de las plantas presente anomalÃas o esté moribunda.
Otro claro indicador de esas energÃas invisibles es el comportamiento de los animales en el hogar; observando las mascotas, ya que los perros suelen evitar las zonas patógenas, si nunca se sientan en una parte del salón o no permanecen en un sitio concreto de la casa, asà se puede detectar en que zona se deben evitar largas permanencias.
Más sorprendente resulta el comportamiento de los gatos, que prefieren estar en esas zonas patógenas, al transformar la energÃa negativa en positiva, ya que resulta beneficiosa para ellos, asà que estos adorables animales son un claro indicador de las zonas patógenas, ya que las zonas negativas constituyen su sitio predilecto.
Estas geopatÃas no suelen afectar al ser humano de inmediato, pero si se permanece sobre ellas muchas horas, durante años, acabarán minando la salud, o empeorando dolencias anteriores. Mientras se duerme por ejemplo, se pierde 2/3 de la capacidad inmunológica, si a eso se suma- o mejor se restan- los niveles de inmunidad que se pierden sobre una geopatÃa a lo largo del tiempo, este dato puede ser preocupante.
La salud del hábitat aparentemente es un concepto nuevo, pero sus raÃces se extienden más allá de los tiempos de la actual civilización. El hombre casi siempre ha buscado la armonÃa en su entorno, aunque en aras del progreso se ha ido dando la espalda a la Naturaleza. Sin llegar a los extremos que propone Roger Lafforest en su libro "Casas que matan" la geobiologÃa estudia a través de teorÃas multidisciplinares y de comprobaciones empÃricas, el sitio más adecuado para el normal desarrollo de la vida en la Tierra.
Pero, no es necesario para las actividades diarias tener grandes conocimientos; a veces un ligero malestar, después de permanecer horas en una mesa de trabajo o estudio, por ejemplo, o insomnio, dolores de cabeza frecuentes, descartada cualquier enfermedad por un diagnóstico médico, o también el estar excesivamente cansados, al levantarse, pueden ser claros sÃntomas de que se está expuesto a una radiación dañina. En ese caso, lo mejor es efectuar pequeños cambios, mover el mobiliario, a veces unos centÃmetros o cambiar la orientación de la cama es suficiente hasta que las sensaciones cambien y se pueda sentir la armonÃa en cualquier sitio de la casa.