Omar Mollo, que desde los años setenta a noventa, exploraba el rock pesado junto a Diego Arnedo y su hermano Ricardo en la banda conceptual MAM, sorprendió en el año 2003 con el disco Omar Mollo Tango, para a partir de allí volcarse de llena al tango, se presentó el martes pasado en el íntimo escenario del Maipo Kabaret, en pleno corazón de la noche porteña, luego de 4 noches de martes de septiembre a sala llena. 

Mollo recibió en 2005 el premio Konex a las 5 mejores voces masculina de tango, y obtuvo el premio Consagración del Festival de Baradero. Con una voz ideal para el genero, Mollo se ha hecho un lugar propio en el ambiente tanguero. En 2013 ganó con su disco Barrio Sur el premio Gardel al Mejor álbum artista masculino de tango. Su show tiene mucho ritmo y potencia, apoyado por un trío impecable. Los músicos que lo acompañan son del mejor nivel. En piano y dirección musical, Diego Ramos; el maestro Ernesto Chino Molina en bandoneón; y Federico Baiocchi en contrabajo.

Histrionico y ocurrente,Mollo le pregunta la público que canción quiere oir y luego los hace cantar junto a el, los tangos o milongas más renombrados. Ha logrado triunfar también een el extranjero, habiéndose presentado con gran éxito en diversos escenarios europeos.

Ya con cinco discos publicados, el último de ellos en 2014, (Tangazos, en vivo) lo muestra afiatado y cómodo. Provisto de un repertorio de tangos clásicos, esas joyas inoxidables de las plumas más renombradas de la aristocracia tanguera, suenan hechas para una voz que deja ver una preparación seria y concienzuda,que logra ampliar su registro y llegar sin problemas a todos las tonos.

Presento los temas que integrarán su próximo disco, producido por Alejandro Pont Lezica. Fueron de la partida Naranjo en Flor, Garúa, Jacinto Chiclana, Nostalgias, Nada, Los Mareados, Grisel, Uno, La última curda, Cuando me entres a faltar, Pasional, y Siempre París de los hermanos Virgilio y Homero Expósito.

Además interpreto el candombe Rocanrol, del uruguayo Eduardo Pitufo Lombardo; y Bailarín de Adela Balbín, dedicada a Rubén Juarez.

En los bises cantó Malena, y versionó cálidamente Muchacha ojos de papel, para reocrdar con cariño la ausencia de Luis Alberto Spinetta.