Historias que inspiran: El hombre que unió dos continentes nadando

style="float: right; margin-bottom: 10px; font-weight: 600;"Thu 25th Sep, 2014

Agustín Barletti es quien nos inspira esta vez, su historia es simple, pero a su vez muy bella ya que nos demuestra como el hombre en función de cómo elije actuar en determinados momentos, esta acción nos lleva a la meta o sueño que uno anhela.
Agustín nació en 1961, terminó el colegio secundario y quería estudiar abogacía. Siendo estudiante vio que con planeamiento podría optimizar el tiempo de estudio y además disfrutar de la vida mientras transcurría su juventud. Su método era simple, las materias en Derecho son de mucha lectura entonces se organizaba de la siguiente manera: libro de 1000 hojas, le dedicaba 50 hojas por día (20 días) y para el repaso estudiaba 100 hojas por día (10 días). Así logro recibirse en un poco más de 2 años.


Pero la historia no quedó ahí, él fue por más desafíos y quería hacer un posgrado en una universidad del exterior por lo que aplicó a más de veinte universidades prestigiosas tales como Harvard, Yale, Cambridge, Oxford, NYU, Sorbonne, etc.
Después de un tiempo de espera, recibe una nota de la Sorbonne donde lo esperaban los primeros días de septiembre de 1988 en París para comenzar el posgrado. Ahora bien, Agustín tenía que afrontar otra dificultad, él no sabía francés, el pequeño conocimiento del idioma lo había adquirido superficialmente en el colegio durante solamente un año.


Pero Agustín sabía como encarar lo que le estaba pasando, entonces buscó la mejor profesora de francés y tomó clases todos los días y además se anotó en la Alianza Francesa. Llegó a Paris con un conocimiento muy razonable que también siguió perfeccionando mientras cursaba el posgrado. Después de 8 meses, pudo defender en francés durante seis horas su tesis de 300 hojas, escrita obviamente en francés.


Una vez instalado en Buenos Aires, su vida sedentaria le fue tendiendo trampas hasta llegar a pesar 100 kgs. de peso corporal. El médico cuando lo atiende le dice que si no hace nada con su cuerpo y su vida todo se iba a tornar de a poco muy peligroso.
Tomando nota de esto, Agustín descartó muchos deportes y vio a la natación como un canal viable para poder recuperar su peso e intentar volver a una vida sana. Pero su actitud lo llevó a tener un sueño más grande que lo motivara y se preguntó a sí mismo: ¿porqué no unir Europa y África a nado?
¡Esa pregunta era muy prematura ya que aún ni se había tirado a la pileta a dar sus primeras brazadas!


Siguiendo su lógica: planificar, buscó al mejor entrenador de natación de aguas abiertas, Pablo Testa y logró una cita. En esta cita, el entrenador no podía creer lo que le estaban planteando pero por educación le dijo a Agustín, "-Ok, hagamos una cosa, probemos 2 semanas, pero a la primera que siento que me estás haciendo perder el tiempo dejamos ahí".
Y a partir de esto, nuevamente, Agustín tuvo que planear bien todo. Padre de 5 hijos, esposo presente y un trabajo que necesitaba de él. Todo era un gran desafío, pero era lo que había elegido y así fue.
Esas dos primeras semanas fue muy prolijo y llego a la pileta de GEBA antes que el entrenador. Después de ese período de prueba, Agustín le demostró a su entrenador dos cosas bien claras: su pésimo estado atlético y estilo de nado por un lado, pero por otro su inquebrantable fuerza de voluntad.


Durante los próximos 19 meses nadó más de 2.300 km. para intentar cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. Durante ese lapso nada quedó librado al azar, todo bien planeado y organizado recreando los últimos 60 días las situaciones que se podrían dar en medio del cruce.
El Estrecho de Gibraltar tiene una extensión de 20 km. y pasan por ese estrecho más de 300 embarcaciones de gran tamaño. Hay una Asociación de Cruce a Nado del Estrecho que ayuda con la logística a cada nadador.


Una vez instalado en Gibraltar, Agustín tuvo una semana para hacer el cruce, el tiempo no era apto hasta que hay un determinado día que aparentemente era propicio para el cruce. Ese día Agustín se lanza al agua pasado el mediodía y después de 2 horas de nado en medio de olas de 3 metros y ante la exigencia de la Marina de España tiene que subir al barco de apoyo y cancelar el cruce. Su sueño se había desmoronado, y todo su esfuerzo había sido en vano.


Al día siguiente cuando van a la Asociación para ver porque no los habían autorizado a comenzar el cruce por la mañana y así evitar la tormenta que finalmente se desató, surgió la posibilidad de hacer el cruce dentro de 2 días por la mañana, pero si llovía no se iba a poder hacer ya que si no hay visibilidad los barcos pueden atropellar al nadador y a las lanchas de apoyo.


A las 8:18 del 23 de octubre se lanzó al agua y comenzó el segundo intento con la misma fe y ganas. Pensando en cada momento del trayecto en sus seres queridos y en todo el esfuerzo realizado.
Después de 4 horas de nado, quedó a 1500 metros de la costa de Marruecos, pero ahí se le presentó otra adversidad. La corriente había cambiado y esto hacía muy difícil avanzar con las brazadas al ritmo que había realizado durante la travesía.


Sin dejarse abatir por lo que le estaba ocurriendo, redobló su esfuerzo y puso en práctica lo que habían simulado con Pablo, aumentar el ritmo de la brazada y patada por si hay cambios de corrientes. Después de otras 2 horas, pudo recorrer esos 1500 metros que le faltaban para cumplir su sueño.
En 6 horas y 7 minutos, un nadador no profesional cruzó a nado el Estrecho de Gibraltar, solo su enorme fuerza de voluntad hizo que pudiera superar todas sus limitaciones y adversidades que le fueron apareciendo en el camino.


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